Pues todo tiene una explicación:
resulta que Camille Saint – Saëns – que era un excelente pianista y organista –
intercala esta pieza como otra de sus bromas musicales en la que, con grandes
dosis de humor, se ríe sin malicia de los insistentes ejercicios que deben
hacer los estudiantes de piano durante sus interminables horas de ensayo.
Con dos pianos protagonistas acompañados levemente por dos violines, viola, violonchelo y
contrabajo, escucharemos escalas ascendentes y descendentes interpretadas a distinta velocidad y subiendo progresivamente de semitono en semitono… ¡y algunos
errores! Así son los ensayos de todos los grandes instrumentistas, porque no
debemos olvidar que para aprender también es necesario equivocarse.
Vamos a añadir otra interpretación
en la que esta situación se recrea de forma muy cómica, mostrando los gestos de “desesperación”
del director de orquesta ante tantas equivocaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario