El siguiente musicograma ayuda a seguir la melodía del “Claro de luna” de Debussy de una forma muy gráfica: atendiendo a la altura, las líneas van representando sonidos más graves o más agudos; a su vez, observamos claramente la duración de esos sonidos, expresada con líneas más largas o más cortas que se van alternando y superponiendo. El timbre instrumental elegido es del piano, y el intérprete, siempre atento a las emociones que quiso transmitir el compositor, juega con los matices de intensidad y con la velocidad al deslizar sus dedos a través de las teclas.
Y, como acompañante indispensable de esos bellos sonidos, los instantes de silencio, que siempre se intercalan con ellos para crear música.
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